EL PRIMER INTENTO
 
 
     
 

Después de sujetar la máquina con un cable a la pista de manera que no pudiera ponerse en marcha hasta que la liberara el piloto, y poner en marcha el motor asegurándonos de que estaba listo,  lanzamos una moneda para decidir quien haría el primer intento. Wilbur ganó. Me situé en una de las alas con la intención de ayudar a equilibrar la máquina cuando corriera rampa abajo. Pero cuando desenganchamos el cable de contención, la máquina arrancó demasiado rápido y sólo pude permanecer junto a ella unos pocos pies. Después de 35-40 pies de recorrido, se alzó desde el rail. Pero se orientó hacia arriba más de la cuenta. Subió unos pocos pies, se paró, y entonces cayó a tierra cerca del pie de la colina, 105 pies hacia abajo. Mi cronómetro mostró que había estado en el aire justamente 3,5 segundos. En el aterrizaje, el ala izquierda tocó primero. La máquina giró sobre su eje vertical, clavó los patines en la arena y rompió uno de ellos. Se dañaron también otras partes, pero los desperfectos no fueron graves. Aunque el experimento no había revelado nada a cerca de si la potencia del motor era suficiente para elevar la máquina, ya que aterrizó sólo unos pies más abajo del punto de partida, el intento había demostrado que el método adoptado para lanzar la máquina era seguro y factible. En general, estábamos muy satisfechos. Empleamos dos días en hacer reparaciones, y la máquina no estuvo lista otra vez hasta avanzada la tarde del día 16.

Mientras llevamos el rail de lanzamiento frente al edificio y hacíamos los ajustes finales,  llegó un extraño. Después de mirar la máquina unos pocos segundos pregunto qué era. Cuando le dijimos que era una máquina voladora, preguntó que cuándo teníamos la intención de volarla. Le dijimos que tan pronto como tuviéramos el viento adecuado. Él la miró durante unos largos minutos y entonces, deseando ser amable, remarcó que quería ver cómo volaba si conseguíamos un “viento adecuado”. Nos divertimos mucho, porque sin duda, imaginaba el reciente temporal de 75 mph cuando repetía nuestras palabras, “un viento adecuado”.

El Flyer, después de su primer intento fallido el 14 de diciembre de 1903, con Wilbur Wright a los mandos (Foto: Biblioteca del Congreso de los EEUU)

Durante la noche del 16 de diciembre de 1903, un fuerte viento frio sopló desde el norte. Cuando nos levantamos por la mañana del 17, los charcos de agua que habían quedado sobre el campo desde las reciente lluvias, estaban cubiertos de hielo. El viento tenía una velocidad de 10 a 12 m/s (22 a 27 millas/h). Pensamos que moriríamos de frio en poco tiempo, y permanecimos bajo techo la mayor parte de la mañana. Pero cuando llegaron las 10 en punto y el viento era tan fuerte como siempre, decidimos que valdría la pena sacar la máquina e intentar un vuelo. No hicimos la señal para el guarda de la Estación Salvavidas. Pensamos que encarando el Flyer hacia el fuerte viento,  no debería haber problemas para lanzar la máquina sobre el campo. Éramos conscientes de las dificultades del vuelo con viento fuerte, pero estimamos que los riesgos añadidos del vuelo serían compensados en parte por una más baja velocidad de aterrizaje.